Campo de Montiel, tierra para compartir


Por Salvador Carlos Dueñas Serrano, presidente de la Plataforma Campo de Montiel-Patrimonio de la Humanidad

Desde el cúmulo de experiencias, sentimientos, vivencias, recuerdos, deseos e ilusiones que incitan al ser LOGO-CAMPO-DE-MONTIEL-COLOR-25-2humano a procurarse un entorno mejor, deseamos comunicar a todos cuantos comparten ese mismo afán de superación que convierte al hombre en el eslabón
más evolucionado de la vida en la Tierra, la esencia de un proyecto cuyo fin principal es aportar al conjunto cultural de la humanidad determinados valores, localizados en un rincón del mundo que aun situado en la zona más civilizada del planeta, perdura en su atmósfera el aire de unos tiempos fuera del tiempo, donde la inspiración literaria transita unos horizontes dibujados por el trazo de las huellas del pasado y la atemporalidad de un futuro que no existe, anclado en rutinarios ciclos de presentes sucesivos, marcados por el ritmo de las cosechas, desde que se originó la agricultura.

El legado más importante del Campo de Montiel, es el conjunto de circunstancias que por múltiples razones, hoy lo convierten en una comarca relíctica, componiendo el mismo conjunto de paisajes, pueblos y modos de vida que fueron descritos hace casi medio milenio en la Relaciones Topográficas de Felipe II.

Microcosmos histórico, cultural y natural que acoge la singularidad del Parque Natural de la Lagunas de Ruidera. Espacio natural único en el mundo junto con otro similar en Croacia. El sistema político-administrativo que fiscalizó el territorio como feudo de la Orden de Santiago. El conjunto de defensas medievales y fronterizas en torno al Castillo de la Estrella de Montiel. Los parajes naturales protegidos que delimitan cinco zonas de aves esteparias, así como los lugares de interés natural de las estribaciones de Sierra Morena en la zona sur de la comarca. El perfecto estado de la red viaria que desde antiguo articuló el territorio, comenzando por la Vía Augusta y continuando con los Caminos Reales. El Conjunto Histórico Artístico de Villanueva de los Infantes, uno de los mejores ejemplos de ciudad del Siglo de Oro español. La construcción humana más antigua de la provincia de Ciudad Real en el Castillejo del Bonete enTerrinches. Numerosos yacimientos romanos en torno a la Vía Augusta y Alhambra.El patrimonio monumental de La Ilustración en  San Carlos del Valle.

La singularidad de veintitrés pueblos que a pesar de haber alterado de modo superficial su estética tradicional y afeado la armonía de sus conjuntos urbanos, todavía mantienen intacta la traza medieval de sus cascos históricos en forma de almendra y calles sinuosas. Cuyo edificio principal y sobresaliente son las monumentales iglesias góticas edificadas casi todas ellas, a partir de la originaria torre de defensa elevada por la Orden de Santiago en puntos estratégicos que dieron lugar a los actuales núcleos poblacionales. Los cuales con un buen plan de rehabilitación y puesta en valor, podrán ofrecer todo su potencial de villas rurales en sintonía con su entorno, su historia y su singularidad cultural, procurando a la humanidad un entorno inigualable como ejemplo de un modo de vida que comenzó en Occidente en el Neolítico y ha llegado hasta nosotros con todas y cada una de las huellas que las diferentes etapas del tránsito de la humanidad dejó por estas tierras de frontera y cruce de caminos.

Campos que han sido testigo y escenario de episodios decisivos para la historia de España con el regicidio de Montiel.  Campos que han expuesto sus legendarios caminos al paso de los elefantes de Aníbal, las legiones de Julio César, los caballos de Almanzor, las mulas del carro de Santa Teresa, las andas del féretro de  La Mística en el cadáver de San Juan de la Cruz. Las comitivas reales de Felipe IV.
Campos que han consolado el desamor de Jorge Manrique, acompañado la soledad de Quevedo. Expuestos a la observación de Azorín.

Campos que conocieron la envidia de Lope de Vega, la elocuencia de Jiménez Patón. Pintaron el Renacimiento que nació en Yáñez de Almedina. Canonizaron a una de las personalidades más rectas y doctas de la Iglesia Católica, por uno de los papas más denostados de la Historia. Alejandro VI Borja, elevó a los altares a Tomás de Villanueva, nacido en Fuenllana, criado en Villanueva de los Infantes. Consejero y confesor de Carlos V y gran influyente en el Concilio de Trento. Contemporáneo de Lutero.
Campos, caminos, ventas y pueblos recorridos por la agudeza intelectual que desde el desprecio y la soledad, obligaron al más célebre recaudador de impuestos que ha conocido la literatura, a mirarlos como motivo de inspiración para componer una de las críticas y retratos más geniales de la condición humana.

La genialidad posee la cualidad y la condición de poder ver, donde la generalidad de la población sólo alcanza a mirar. Todavía hoy, muchos son incapaces de ver en este paisaje único y excepcional, la silueta anacrónica de un caballero justiciero, disfrazado de comisario de abastos para la Armada Invencible, agotado y decepcionado de su suerte. Sometido a una vida difícil e ingrata. Alojado en un espíritu aventurero, más grande que su condición social, la cual le impidió brillar con el resplandor que hoy ilumina el título de Don Quijote de La Mancha, en todos los idiomas del planeta.
Por estos pueblos, en estos caminos, en sus ventas, con sus gentes, sus hidalgos, sus curas y sus barberos, Cervantes descubrió un mundo exótico anclado en la vida feudal marcada por la Orden de Santiago y la vida conventual que imperaba en su tiempo. Por eso al famoso caballero de La Mancha, lo puso a caminar por el Campo de Montiel, con el mismo ánimo y deseo de justicia que solicitaba un Cervantes dominado por la injusticia social que a él mismo lo encarceló en Sevilla, sin otro antídoto para tal situación de impotencia y soledad que la terapéutica huida interior de la creación literaria.
Aquí, en el horizonte delimitado por las murallas de Sierra morena y las aspas de los molinos de los cerros de Campo de Criptana, perdura un mundo donde se engendró y comenzó a caminar una de las obras maestras de la literatura universal, cuyo paisaje rural permanece intacto desde que por primera vez fue contemplado por el autor de la novela y sirvió de inspiración para originar en su memoria las aventuras del hidalgo manchego.

Por estas básicas e importantes razones deseamos poner en conocimiento de todo el mundo que todavía en un rincón de Occidente puede contemplarse un escenario real y vivo que motivó a uno de los genios de la humanidad. Que además dicho escenario posee una suma de valores históricos, culturales y naturales que enriquecen su valor literario.
Lo cual deseamos compartir para disfrute de todo el mundo y enriquecimiento cultural de la humanidad, mostrando nuestro más sincero y generoso deseo de interactuar y aportar a ese magnífico mundo cervantino que compone La Mancha y lugares como Zaragoza o Barcelona junto con el Campo de Montiel, ese espacio universal excepcional capaz de haber generado un fenómeno como El Quijote.

Así pues, mostrando nuestra disponibilidad a colaborar, compartir y trabajar por dignificar nuestra comarca, partiendo desde el respeto hacia todo el resto de lugares quijotescos y cervantinos, por los cuales sentimos admiración y simpatía, trasladamos a todo el mundo nuestro legítimo deseo por aportar al patrimonio cultural de la humanidad un legado de valores históricos, culturales y naturales dignos de preservarse para las generaciones venideras, por su aporte de calidad de vida y enriquecimiento cultural que sin duda servirá de revulsivo a la comarca del Campo de Montiel, al mundo cervantino que se prolonga en La Mancha, al conjunto del país y por supuesto a la cultura mundial.
Para finalizar este comunicado oficial, es necesario, para no dar lugar a malentendidos y crear el imprescindible marco de entendimiento y cooperación entre todos, que de ninguna manera se pretende acaparar, la mítica figura de Don Quijote, la titularidad de la genial novela o la obra de Cervantes.
Única y exclusivamente se pretende aportar a la cultura universal el espacio físico, histórico y cultural que supone el Campo de Montiel para la creación de la Novela.

Entendemos que Don Quijote de La Mancha es una obra universal por naturaleza y por méritos propios desde su publicación pertenece a la humanidad. Nada ni nadie puede pretender arrogarse el mérito de su creación más que don Miguel de Cervantes Saavedra.
Desde el Campo de Montiel, destacamos la existencia del espacio físico que se describe en manos del autor y que todavía existe tal cual lo contempló sirviendo de inspiración y origen de su obra. Motivo más que suficiente para preservarlo y compartirlo con la humanidad.

Nuestro noble y legítimo deseo es conservar un conjunto de valores y un potencial que servirá para disfrute de todos sin perjudicar a nadie. Que nadie mal interprete nuestras intenciones porque dejamos muy claro que esto no es para competir con nadie ni para arrebatar nada a nadie. Sólo el trabajo profesional de historiadores, filólogos, investigadores, literatos y especialistas, con apoyo documental irá sacando a la luz todas las dudas y lagunas que existen en torno a la obra, el autor y el misterio del Lugar de La Mancha. Por tanto, desde aquí animamos a todos los interesados, estudiosos, pueblos y entidades a abundar en investigaciones concienzudas que nos enriquezcan como seres civilizados capaces de colaborar por el noble empeño de hacer de nuestro mundo un lugar mejor, para compartir y disfrutar.
Agradeciendo la atención de todos cuantos se interesen por tan apasionante proyecto deseamos lo mejor para el Campo de Montiel, La Mancha, el país y el mundo en general.

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