Alhambra

Dentro de la provincia de Ciudad Real ocupando la parte oriental se encuentra ubicada la villa de Alhambra, elevada sobre un cerro. Forma parte de la comarca del Campo de Montiel, cuna que ha mecido la historia de la Península desde los primeros orígenes del hombre. Su terreno es llano en la vega, ondulado hacia el este y montañoso hacia el sur-oeste, alcanzando su máxima altitud en la Sierra de Alhambra, el “Juego de Bolos”, con 1.086 m. Su término municipal es cruzado por el arroyo de Alhambra y los ríos Tortillo, Cañamares y Azuer.

Cuenta con una población 1.297 habitantes y está situado a 863 metros de altitud. Por su historia, por su situación geográfica y por la baja densidad de población de la comarca, Alhambra tiene uno de los mayores términos municipales del país, medido en 580,2 kilómetros cuadrados, dentro del cual hallamos también la pedanía de Pozo de la Serna.

La llegada hasta Alhambra es engañosa. El visitante podría pensar viendo la amplia llanura de sus tierras de alrededor que encontrará el pueblo a la altura de su hombro. No es así, pues el pueblo se halla, casi en su totalidad, sobre un cerro milenario amesetado, que se asoma a la planicie, ya sin la amenaza de antaño, sin esperar peligrosos invasores, por lo que su castillo, situado en otro cerro contiguo, muestra los efectos de ese desuso y caída en desgracia.

Alhambra ha recibido influencias durante toda la historia y por sus tierras han pasado prácticamente todas las civilizaciones que han entrado en la península Ibérica. Tiene vestigios del Paleolítico en sus alrededores, y desde hace unos 4000 años el cerro de Alhambra es escogido y ocupado para ser habitado como sitio estratégico y defensivo, por unas tribus que ya conocían la agricultura y la ganadería y empezaban a fundir sus metales para fabricar sus armas y utensilios, como es el poblamiento en la Edad de Bronce.

En la Edad del Hierro, y con los Íberos que se establecen en el cerro llegando a ser una población importante amurallada dentro del campo Oretano.

Fue con la Civilización Romana cuando Alhambra entra en la Historia de un modo que nos ha permitido seguir con datos escritos la huella de su evolución. Alhambra, “Laminium” en la época romana se convirtió en una importante ciudad, convertida en un enclave comercial desde el primer momento, al hallarse sobre dos importantes vías de comunicación y poseer recursos atractivos para la capital, Roma, como es la excelente piedra de afilar utensilios y armas, encontrada en la importante cantera, que el historiador Romano Plinio el Viejo describe en la historia de las ciudades de la Hispania Romana.

Con la decadencia del Imperio Romano, llegaron los Visigodos con la importante Necrópolis rupestre, de tumbas excavadas en la roca aparecida en sus aledaños.

Posteriormente los árabes, que edificaron el magnífico castillo de la localidad y que cambiaron el nombre de Laminium por el de Alhamrah, actualmente Alhambra que significa “la Roja” por el color rojizo del terreno. El castillo se les debe a ellos, así como el plano de la población, de trazado árabe irregular, aunque condicionado también por la estructura geográfica en que se asienta.

Al menos desde los documentos escritos que se conservan, parece que el esplendor de Alhambra continuó en la Edad Media, especialmente desde su conquista cristiana y dominio por parte de la Orden Militar de Santiago. Fue el maestre de dicha Orden quien extendió los dominios de Alhambra hasta lo que hoy es casi su término municipal.

Para conocer la Alhambra cristiana contamos con más fuentes de diverso signo. Por ellas se sabe que la Orden de Santiago entregó la demarcación de Alhambra al conde Don Álvaro Núñez de Lara para su repoblación, aunque sólo por el tiempo que durase la vida de éste. Es probable que durante este tiempo Don Álvaro restaurase la antigua alcazaba musulmana. A su muerte, la Orden de Santiago continuó con el proceso repoblador, fundando varias aldeas. Algunas de ellas llegaron a constituirse, con el tiempo, en villas con término propio.

Alhambra llegó a tener 4.000 habitantes en el siglo XIV, pero empezó a perder su poder e influencia con los Reyes Católicos y el final de la Reconquista.

En 1242 se constituyó la Encomienda de Alhambra, posteriormente llamada de Alhambra y La Solana por haberse emancipado esta antigua aldea suya (probablemente antes del siglo XIV).Carrizosa pudo independizarse de Alhambra en el siglo XVI, mientras que San Carlos del Valle lo hizo en el XVIII. Todas estas poblaciones no contaban con el territorio necesario. Para constituirse en villas, por lo cual se vieron obligadas a comprar terrenos a Alhambra. También en el siglo XVIII se cede Ruidera al Priorato de San Juan, mientras que entre 1773 y antes del siglo XIX se venden a Valdepeñas las aldeas de El Peral, Chozas del Águila y Santa María de las Flores.

En la actualidad, el trazado urbano de Alhambra es irregular, condicionado por la orografía y por el devenir histórico. La mayor parte de sus inmuebles responden a la tipología popular, con patios interiores y fachadas encaladas.

TOGADOS E INSCRIPCIONES ROMANAS

En la actual plaza de España recién remodelada, y en el interior de un espacio especial, podemos observar la estatua de un togado romano sobre un ara de mármol blanco, otra estatua incompleta de mujer y tres aras con inscripciones latinas. Siempre han estado ubicados en los alrededores de la Iglesia de San Bartolomé, dado que dicha iglesia se edificó sobre los cimientos de un templo romano reutilizando gran parte de los sillares para su construcción.

NECRÓPOLIS VISIGODA

Las Relaciones Topográficas de Felipe II, hace referencia al descubrimiento en la falda del cerro de Alhambra de sepulturas con restos humanos y cuentas de collar, lo que parece constituir la primera noticia sobre esta necrópolis.

En 1914 se halló en la ladera meridional del cerro donde está enclavada la población, una estela funeraria con una figura femenina, de largo cabello, toscamente labrada en un bloque de piedra caliza, cuyas dimensiones son de 1´15m de alto por 0´45 de ancho por 0´25 metros de espesor. Apareció descontextualizada, junto a la Necrópolis de las Eras, conservándose actualmente en los fondos del Museo Arqueológico Nacional.

En 1956 se encontró al pie del cerro una treintena de sepulturas de diferente tipología, organizadas en diez filas, con un trazado bastante regular.

Posteriormente se excavó este espacio funerario a lo largo de tres intervenciones arqueológicas, en 1989, 1994, y 1997, cuyos resultados han permitido obtener valiosa información sobre su adscripción cronológica en interesantes datos socioeconómicos, a partir del estudio de los ajuares y de la tipología de los sepulcros.

Entre las características generales de estas tumbas podemos reseñar que están talladas en la roca arenisca; distribuyéndose de una manera relativamente ordenada por una amplia plataforma paralela a la carretera N 430. Todas las sepulturas, salvo una, tenían una misma disposición en sentido Oeste-Este, con los pies orientados hacia el Este. Presentan formas rectangulares, trapezoidales u ovales, de distintas dimensiones. El plan de dispersión consistente en un trazado de largos ejes, con algunos puntos discontinuos y numerosos canales de drenaje para facilitar la circulación del agua de lluvia.

La gran extensión de esta necrópolis rupestre (unos 3000 m2) pone de manifiesto una alta densidad demográfica (se ha calculado que podría albergar unas 200 sepulturas).

Por sus inmediaciones discurren la Cañada de Andalucía y, en la antigüedad, este territorio era atravesado por varias calzadas romanas. El análisis espacial de esta área protegida será fundamental para el conocimiento futuro de la demografía, tipo de educación y aspecto socioeconómico de la etapa visigoda en esta comarca.

MUSEO ARQUEOLÓGICO

En el año 1987, fue la primera vez que se recopilaron una serie de piezas que se expusieron en diferentes estancias de la localidad, hasta ser expuestas en el Museo actual que fue inaugurado oficialmente el día 13 de Diciembre del 2003.

El hecho de que se pueda disfrutar de esta maravilla de culturas y civilizaciones expuestas ha sido debido al interés y a la ilusión de un grupo de personas que coincidían en que tanto la valiosa historia del pueblo, así como su antigüedad, debían de ser manifestadas, recopiladas y cronológicamente estructuradas, de ahí, la configuración de EL MUSEO ARQUEOLÓGICO: Una joya que se encuentra ubicado en el Centro Social, en una sala de 180 metros que se divide en dos espacios, una de época Prehistórica (Paleolítico y Edad del Bronce) y la otra de época Histórica (Época Iberorromana, Época Romana, Época Visigoda y Edad Media), entre ambas estancias hay un panel de localización y diversas fotos.

Es quizás uno de los museos más completos de la provincia, ya que posee en sus vitrinas, una gran diversidad de restos y piezas arqueológicas muy valiosas de cada una de las etapas más importantes de la Prehistoria e Historia de Alhambra y sus alrededores, contando incluso con Fósiles y piezas datadas en el Paleolítico y Edad del Bronce y la otra Época Histórica con piezas Iberorromanas, Romanas, Visigodas, y de la Edad Media.

El museo cuenta con más de 900 piezas, expuestas en 14 vitrinas organizadas por épocas históricas, contando cada pieza con su nombre, todo ello acompañado por 15 paneles didácticos. Está dividido en dos estancias: una primera de época Prehistórica, que contiene piezas que pertenecen al Paleolítico y Edad del Bronce y la otra época Histórica con piezas Iberorromanas, Romanas, Visigodas, y de la Edad Media.

No dejen de contemplar la historia de tantas civilizaciones, culturas y en definitiva nuestros orígenes, bellamente recopilados y expuestos en este su MUSEO PARA LA ETERNIDAD.

MUSEO ETNOGRÁFICO

El museo nos muestra la vida y tradiciones de nuestros antepasados, desde cómo era el trabajo en el campo hasta cómo se vivía en la casa, sólo por eso hay que pensar que lo que aquí encontramos ha sido el germen de lo que hoy tenemos, y de ahí su importancia.

El museo etnográfico se divide en cuatro secciones: agricultura, otros oficios, hogar y cocina y otras colecciones.

En la zona de “Agricultura” encontramos diferentes objetos que servían para las labores del campo. La pieza más llamativa de esta zona es el trillo, debido a que es una pieza muy grande y que solo se veía en las casas más poderosas. Hay muchos enseres que son conocidos por muchos de los visitantes del museo, puesto que en la actualidad se siguen utilizando, aunque en menor medida.

La sección de “Otros oficios” nos muestra diferentes trabajos relacionados con la agricultura, como la ganadería, la caza, la apicultura y otros como la carpintería o la fragua. En la ganadería, por ejemplo, podemos observar los objetos para hacer queso o los hierros de marcar el ganado, que se pueden utilizar aun.

En esta misma sección, podemos encontrar una fragua antigua o una máquina para encalar las paredes, muy típica de esta zona. También vemos un banco de carpintería antiguo y algunas herramientas de este mismo trabajo.

En la zona de “Hogar y cocina” se ha intentado recrear una cocina típica manchega, poniendo una chimenea y alrededor unas sartenes y una mesa con brasero de picón, el cual daba trabajo a muchos alhambreños de entonces.

También encontramos piezas poco conocidas en la actualidad, como un calentador de cama de madera o una Cartilla de racionamiento.

En la parte de “Otras colecciones” podemos observar una gran colección de botellas de cristal, entre las que destacan las botellas de gaseosas de las antiguas fábricas de Alhambra, como la de la fábrica Arias o La Peninsular.

Además, también podemos ver libros antiguos, un billete de “La Montañesa” o una serie de probetas que se utilizaban en el laboratorio, para conocer el grado de la uva.

CASTILLO ÁRABE DE LOS OMEYA

En un lugar apartado de la villa y antes de subir al pueblo hay una fortaleza situada sobre las peñas de un cerro aislado, troncocónico, de fuerte pendiente, a unos 806 metros de altitud, situado al este de la población sin que sea necesario el foso como elemento defensivo. De trazado árabe irregular, aunque condicionado también por la estructura geográfica en que se asienta. Es de reducidas dimensiones, tiene forma ovalada, adaptándose a la cresta rocosa de la cima. La planta es poligonal ovalada, en concreto, son 14 lados que dan forma al óvalo que mide, según el perímetro de sus murallas, alrededor de 100 metros. Su eje mayor mide 32 metros y el menor 22 metros. Construido enteramente en piedra. No tiene torres ni cubos. En medio del patio tiene un buen aljibe de bóveda de agua dulce, y sobre él una encina de leña. En su interior pueden verse las saeteras, los apoyos empotrados de las desaparecidas vigas y el arco ojival de la puerta principal, resto tipo alcazaba en muy buen estado de conservación.

Pertenece a la época de los Omeya. Aunque su primera construcción fue árabe, parece que la definitiva forma poligonal que ahora puede apreciarse se debe al conde Álvaro Núñez de Lara.

Según los naturales de Alhambra, el castillo se comunicaba con la villa por medio de un puente de 260 varas de altura, y se conocía todavía el sitio por donde fue asaltado cuando la conquista.

Existe una resolución de la Drón. Gral. de Cultura con fecha 14-5-1991, por la que se  acuerda tener por incoado el expediente de declaración de bien cultural con categoría de monumento. Así bien el Ayuntamiento de Alhambra hizo saber que según lo dispuesto en el art. 20 en relación con el art. 11 de la Ley 16/ 1985, de 25 de Junio del Patrimonio Histórico Español, todas las obras que hayan de realizarse en el monumento objeto de esta incoación, cuya declaración pretende, o en su entorno propio, no podrán llevarse a cabo sin la aprobación previa del proyecto correspondiente por esta Dirección General de Cultura.

IGLESIA DE SAN BARTOLOMÉ

Situada en el corazón del pueblo, ocupa un espacio abierto muy cercano a la plaza del Ayuntamiento. El templo data del siglo XIII. Comienza siendo una iglesia de tres naves sobre arcos y pilares, cubierta de maderas de pino y dos portadas de ingreso protegidas por postigos. Sufre gran deterioro y derrumbamiento provocando una primera reedificación. En esta construcción, año 1525 ya no tendrá tres naves, su única nave se sostenía sobre cinco arcos de cantería cubiertas de madera de pino y paredes de mampostería de cal y canto. A los pies del templo se levantó la tribuna para albergar un órgano. Según Portuonto, parece que fue levantada sobre los restos de un templo romano. El estilo más relevante es el Barroco.

Su planta es de cruz latina, de una sola nave. La portada principal es renacentista con dos cuerpos flanqueada por pilastras, con arco de medio punto moldurado y un pequeño relieve en la clave con dos cuerpos sobre el que se levanta un frontón curvo y una hornacina. Su hastial del oeste forma un estrecho callejón. Toda la fachada está protegida por un atrio en alto, mientras que el lado E y S quedan a la altura de la calle. El testero de esta iglesia, orientado al E, presenta forma rectangular monolítica. Se impone la ausencia de ventanas y vanos, a excepción de un pequeño hueco correspondiente a una ventana de la sacristía.

El material empleado es la mampostería de sillares irregulares, con gran cantidad de mortero, alternada con verdugadas de ladrillo, de claro sabor mudéjar.

En su interior, se pueden apreciar dos preciosos retablos y un sagrario del siglo XV, la imagen de San Bartolomé, de San Antonio Abad, las de San Pedro y San Pablo, y dos cuadros inspirados en Santo Tomás de Villanueva y San Agustín, todo ello de notable valor histórico y artístico.

En la fachada podemos contemplar una escultura romana (decapitada) y tres inscripciones romanas en pedestales.

 Así mismo también destacar que poseía una de las campanas más grandes de España, de descomunales medidas.- Era hermana de la grande, situada en la Catedral de Toledo llamada Stª Bárbara.

En el año 1960 es derrumbada la torre ochavada construyéndose otra de ladrillo y cuadrada, en el año 1978 es restaurado.

Dentro de la iglesia hay una dependencia destinada a la conservación de los bienes culturales haciendo las veces de Museo-Archivo parroquial.

LOS MIRADORES

Mirador de la Gorgotija

Se encuentra enclavado sobre una gran formación rocosa al final de la calle de su mismo nombre, y tiene unas excelentes vistas al sur, este y oeste. Desde aquí se puede contemplar la Necrópolis Visigoda de tumbas excavadas en la roca, el Castillo Omeya y la Cueva la Cancana, en la cual se pueden apreciar grabados de la Edad del Bronce. Al horizonte se puede divisar Villanueva de los Infantes y Alcubillas. También a unos dos kilómetros, se divisa el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, patrona de Alhambra que se encuentra junto al merendero de la Casa de Melilla, y la importante cantera de piedra da afilar utilizada desde el imperio romano hasta hace pocos años.

Mirador parque del Calvario

Alhambra cuenta con uno de los miradores más hermosos de la Mancha. Antes de su urbanización se utilizaba como era. Se encuentra situado al este de la población y desde aquí se puede ver la inmensa llanura derramada a los pies del cerro. También se puede divisar la Sierra de Alhambra, con su inconfundible Morrón y el nuevo parque eólico. Al horizonte se puede divisar La Solana y San Carlos del Valle, y al noreste el carreterín de La Calera, cuyo firme está depositado sobre la antigua calzada romana que unía las ciudades de Toletum y Laminium. En los calurosos días del verano, al atardecer se puede percibir una suave brisa que refresca el ambiente y relaja la mente, para divisar el incansable sol, escondiéndose en el horizonte.

Mirador del Novio de la Manzana

Situado en el extremo oriental del cerro, con hermosas vistas al norte, este, y sur. Este mirador es el mejor lugar para divisar el castillo. Forma una pequeña plazoleta y un alto precipicio, donde hay una original formación rocosa (de conglomerados, como pudingas). El origen del nombre de este mirador se da a una antigua leyenda de tradición oral.

Mirador de la calle Cruz

Situado al final de la calle donde se situaba la antigua sindical, al sureste de la población. El paisaje que desde aquí se puede contemplar es la sierra de Alhambra y parte de la necrópolis visigoda, situada al sur a los pies del cerro.

Mirador de la calle del Castillo

Situado al poniente del cerro de Alhambra, y al final de la calle Castillo, se halla este mirador, cuyas vistas se extienden a los montes de La Lagunilla, paraje donde nace el arroyo de Alhambra, pasando su cauce el norte de la población y desembocando en el río Azuer a la altura del pantano de Vellehermoso. Junto a este paraje se encuentra otro que es el de San Antón, nombre que recibe por la ubicación de la ermita del mismo nombre cuyo origen se remonta al siglo XV, hoy en estado de ruina. Y cómo no, una vista imponente del Castillo Omeya, construido hacia el siglo X por los árabes y reformado y acondicionado posiblemente posteriormente por Don Álvaro Núñez de Lara.

 

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