Carrizosa

El municipio de Carrizosa, con un término municipal de 26 Km2, se localiza en el Campo de Montiel y es atravesado por el río Cañamares, a orillas del cual se encuentra el núcleo de población.

Lo primero que llama la atención del viajero es el conjunto urbano con calles de trazado irregular, algunas tan empinadas que su tránsito hizo necesaria la construcción de escalinatas.

Con más de 1300 años de historia, permanece inalterable al paso de los tiempos.

En la Edad del Hierro hubo habitantes en sus cercanías, como atestiguan varios restos arqueológicos hallados, consistentes en recipientes de cerámica con bandas horizontales trazadas con pigmento de óxido y titanio, restos de varios cuerpos incinerados y pequeños objetos de metal.

Durante las primeras décadas del siglo VIII, la invasión árabe llegó hasta el Campo de Montiel, en concreto a un lugar cercano a Carrizosa, donde construirían una pequeña fortaleza y sentarían un pequeño núcleo de población (aprovechando la elevación del terreno y la cercanía del río). Los árabes fundan la primera Carrizosa.

Alrededor del año 1186 la Orden Militar de Santiago consigue conquistar el castillo y someter por la fuerza a la población. Don Álvaro Núñez de Lara, al tiempo que consigue Alhambra y amplía sus dominios, se hace cargo también de Carrizosa y emprende las medidas oportunas para comenzar una repoblación. En el año 1387 Carrizosa logró su propia encomienda.

La actual iglesia parroquial de Santa Catalina fue levantada en 1932, pero hay vestigios que prueban la existencia de un templo anterior, del siglo XVI, edificado en cal y canto, con una sola nave soportada sobre cuatro arcos de cantería y cubierta de madera y carrizo.

Posee unos impresionantes frescos en el techo y Altar Mayor donde se representan la ascensión al cielo de Santa Catalina. En el techo, destacan las representaciones de los cuatro evangelistas acompañados de sus animales simbólicos según las visiones del profeta Ezequiel. También son de extraordinaria calidad el resto de los frescos que representan la última cena o a Jesús como pastor. Fueron pintados por Jesús Velasco Espinosa (Mor
al de Calatrava 1902-1998) en 1942. En la primera década de los dos mil, las pinturas han sido objeto de una restauración más que cuestionable que ha destruido parte de la obra original del autor en la zona del altar mayor.

La Virgen del Salido tiene dedicada una ermita en la rivera del Azuer, a escasos kilómetros del pueblo. Su construcción es reciente, pues la anterior quedó totalmente destruida en la Guerra Civil.

 

 

 

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